En los últimos años hemos tomado conciencia sobre la necesidad de cuidar nuestra mente igual que cuidamos nuestro cuerpo, especialmente entre aquellas personas que quieren disfrutar de un envejecimiento activo y lo más saludable posible.
Cuando hablamos de cuidar nuestra mente posiblemente nos vengan a la cabeza los llamados talleres de memoria. En estos talleres no sólo se trabaja esta habilidad, sino que se lleva a cabo un entrenamiento completo tratando de potenciar y mejorar el rendimiento en otras funciones como son el lenguaje, la orientación, la capacidad de prestar atención, de aprender cosas nuevas, etc.
Los talleres de memoria tienen muchas cosas positivas, siendo la más destacada la posibilidad de conocer gente nueva y socializar. Sin embargo, en otras ocasiones resulta más aconsejable decantarse por la estimulación individual, es decir, por talleres de memoria individualizados conocidos como sesiones de estimulación cognitiva. En esta ocasión desde la Clínica Dinan os hablaremos de este tipo de sesiones.
¿Qué son las sesiones de estimulación cognitiva?
Son sesiones en las que un psicólogo especializado trabaja con el participante las diferentes áreas mentales: memoria, lenguaje, atención, orientación, planificación, razonamiento, etc. La idea es hacer hincapié en aquellas áreas en las que se nota un menor rendimiento pero sin olvidar el resto. Cuando se trata de pacientes sin deterioro, el objetivo es tratar de potenciar y mantener sus capacidades con el fin de prevenir o retrasar la aparición de enfermedades como el Alzheimer.
En caso de que el paciente cuente con algún diagnóstico de demencia, el objetivo cambia. En este caso se trataría de ralentizar el avance de la enfermedad, potenciando la calidad de vida del paciente y tratando de que su entorno (familia, amigos, cuidadores) afronten lo mejor posible la situación y sepan cómo ayudar a la persona.
¿En qué casos sería más aconsejable? ¿A quién va dirigida?
Especialmente cuando la persona cuenta con un diagnóstico de deterioro cognitivo (que puede deberse a una enfermedad de Alzheimer, Parkinson, demencia de cuerpos de Lewy, demencia fronto-temporal, ictus, traumatismo cráneo-encefálico, etc.) Es decir, en aquellas ocasiones en que la persona muestre un problema real a nivel cognitivo. Pero además también es aconsejable realizar este tipo de sesiones de estimulación cognitiva cuando:
- Cuando la persona cuenta con algún problema sensorial (como problemas visuales o auditivos severos).
- En circunstancias en que la conducta de la persona está alterada (por ejemplo, en casos en que el carácter de la persona está muy decaído, nervioso o agresivo).
- En personas con una escolarización muy elevada o muy corta.
- Cuando la persona es muy introvertida, vergonzosa o no disfruta de la compañía de personas que no conoce.
¿Por qué es aconsejable la estimulación individual en estos casos?
La gran ventaja que tiene la estimulación individual frente a la grupal es que se pueden adaptar todos los contenidos a las necesidades y capacidades de la persona. Es decir, podemos centrarnos en aquellas capacidades que necesitan un mayor trabajo, así como adaptar los materiales para que sean más atractivos e interesantes para esa persona en concreto. Además, nos permite trabajar con la familia y el entorno para dar pautas que ayuden a mejorar la situación del participante, así como llevar un seguimiento mucho más exhaustivo.
Esto significa que, cuando la persona que acude tiene una patología ya diagnosticada o en sospecha, se puede hacer un plan individualizado de trabajo que trate de ralentizar lo máximo posible el avance de esta enfermedad, ayudando tanto al paciente como a su entorno a asimilar la situación. En casos en los que las personas tienen necesidades especiales (problemas de visión, audición, movilidad, etc.) ocurre lo mismo: la preparación del material y de la dinámica de la clase es personalizada, con lo que siempre se va a poder realizar los ejercicios y se va a poder sacar un provecho de las sesiones.
Las personas con alteraciones del estado del ánimo muy marcadas o con cambios de personalidad a veces tienen problemas para integrarse en los grupos: participan poco o demasiado, no socializan ni disfrutan de los compañeros, no comparten el humor o se sienten atacados o minusvalorados. En esos casos, además de trabajar las capacidades cognitivas de la persona también se deben abordar estas alteraciones.
En los casos de muy alta o baja escolarización el problema que solemos encontrar en los talleres de memoria grupales es que resulta muy difícil formar uno donde todos sus integrantes tengan un perfil muy similar. Por tanto, cuando una persona se encuentra en esta situación los talleres pueden ser excesivamente sencillos o demasiado complejos. En estos casos, adaptar el material al nivel cultural hace que resulten más atractivos y motivantes.
Por último, en aquellos casos en que la persona no disfrute haciendo actividades grupales, los talleres pueden resultar un poco frustrantes porque es habitual poner resultados en común, hacer actividades grupales, etc. Alguien que sea muy reservado puede vivir esta actividad como negativa, no centrándose tanto en realizar los ejercicios como en el hecho de tener que interactuar con otros.
En la Clínica Dinan contamos con sesiones de estimulación cognitiva individualizada llevadas a cabo por una psicóloga gerontóloga especializada. Para más información pueden llamar al teléfono 686916075
